SIETE AÑOS

Imagen de Elan
Elan
22 Enero 2018

Van allá siete años, más bien siete años y dos días que es lo que me he retrasado en hacer esta crónica anual que os debo a todas las personas que estais aquí, y que me debo a mi mismo, como un voto anual de agradecimiento y reconocimiento de lo que de aquí he recibido, y también como un hito anual de renovación de intenciones y propósitos: he pasado otro año sin fumar, y me mantengo más firme cada día.

No hay nada bueno en fumar, eso lo sabemos todos los que lo hemos dejado, y también lo saben un buen número de los que no lo han dejado pero piensan hacerlo; no hay nada bueno, pero no lo dejamos con facilidad, y no sólo porque es molesto dejarlo, da un pequeño mono, provoca una cierta ansiedad, y algo de taquicardia (todo eso dura unos pocos días y no es tan grave); no lo dejamos porque pensamos que es agradable; y os voy a contar un secreto a voces: siete años después, aún hay veces que pienso que algunas situaciones se "redondearían" con un cigarrillo.

Una buena comida, compañía agradable, una charla amena, y salta una llamada que avisa de lo divertido que sería fumarse un pitillo para que todo fuera perfecto; en ese momento, por suerte, aparece el vigilante que todo ex-fumador llevamos dentro y nos recuerda lo que realmente es el tabaco: una droga sucia y maloliente que nos destroza por dentro y nos esclaviza mentalmente. No compensa fumar, pero aún así lo pensamos una y otra vez.

Fumar nunca se olvida, en estos siete años, un tiempo enorme, en los que no he fumado ni una calada (porque sé que esa calada sería la primera y continuaría), no ha pasado un día en el que no me haya apetecido fumar, y ha habido miles de ocasiones en las que he pensado: "el día que descubran un tabaco inocuo, vuelvo a fumar a toda carrera" o "si hubiera vivido unos años antes, con lo aceptado que estaba el tabaco, no hubiera tenido porqué dejarlo"

Y eso, para mi, sólo es la imagen clara del enorme poder que tiene esta droga temible que abandonamos; siete años más tarde condiciona mis pensamientos inconscientes, modifica mi sensación de placer, presiona en algún lugar de mi cerebro para cambiar mis decisiones, e inventa argumentos que justifiquen la recaída.

No es un enemigo pequeño, no es una batalla breve, no hay un momento en el que todo aparezca resuelto; es una lucha larga y constante, de alerta permanente, de atención obligada.

Pero no penseis que digo esto para provocar miedos e incomodidades, todo lo contrario. Que fuertes somos!!, cuanto valemos!!, que podemos vencer todo esto que os he contado tan sólo con nuestra decisión firme, con nuestra claridad de ideas.

El tabaco os perseguirá toda la vida, pero será el quien se canse de correr detrás de vosotros, porque nosotros sabemos que no nos va a ganar nunca más. Yo sé que detrás de estos siete años, mientras tenga vida, vendrán ocho, nueve, diez..., y no volveré a fumar.

¿Y sabeis por qué?, pues porque aunque aparezca constantemente, aunque me susurre al oído todas sus artimañas, aunque se disfrace de todos los placeres juntos, NO ME DA LA GANA DE FUMAR DE NUEVO.

Porque ya sé que no es inteligente hacerlo, y que la vida sin humo es muchísimo más cómoda y agradable.

Un abrazo a todas las personas que estais en este foro, al que tanto quiero y al que tanto debo; y un beso especial para todos y todas aquellas que compartisteis conmigo, hace ya tanto tiempo, esta aventura de abandonar lo que nos sobraba. Siempre os echaré de menos.

Saludos

F.