Se acercan los dos meses, casi hay días que no pienso cuántos días llevo, tengo que mirar mi bitácora de viaje para visualizar que ya hablo en meses y no en días.
Y menos, sí, pienso menos en el tabaco, no es mi pensamiento del día, ya no lo es. Pero miro más a la gente fumar y me fijo más en las aceras con restos del enemigo.
Es extraño, me acuerdo menos veces, pero las que me acuerdo son más intensas. Lo podré llamar progreso o no estoy poniendo las estrategias necesarias. No sé.
Esta sensación me recuerda a una serie que vi hace tiempo "El tiempo que te doy". Y si en algún momento comparé este abandono de la adicción con la ruptura de una pareja, ahora me lo recuerda más que nunca. Cada día que pasa hay más presente "sin" que recuerdo de pasado "con".
Pero no lo negaré, los momentos de recuerdo son intensos, incluso de nostalgia...
Salgo del trabajo, no debería haberme puesto en el mismo escenario, justo allí, en la acera al lado de los árboles, junto a un banco donde ni nos sentábamos. Pero vuelvo a ponerme hoy y respiro hondo, casi con la querencia del humo entrando.
No fumo, me recuerdo, y sé que no voy a fumar, pero me gustaría ni siquiera recordarlo con esa sensación de duelo de un hábito perdido.
