Tres años. By Kimera

Imagen de kimera
kimera
22 Agosto 2015

Buenas tardes. Tres años, tres años llevo sin fumar, tres años sin la tortura de verme destrozada, tosiendo y cada vez mas apagada, tres años sin pagar todos los meses una fortuna, sin querer salir de los sitios corriendo para fumar, sin buscar estancos ni salir de noche desesperada a cualquier bar para comprar tabaco. Tres años sin recordar lo que es un mechero, sin recoger colillas pestilentes de los ceniceros, sin oler a sucio el interior del coche, sin quemar un vestido ni tener mal aliento...

Casi no recordaba la contraseña de este lugar, este lugar que me ayudó tanto cuando estaba al borde del abismo, con taquicardias diarias, un cansansio terrible y los más importante; tan asustada que pensaba que no podría jamás alejarme de esta adicción que me ha acompañado desde los 15 años. Y un día, una mañana que me miré al espejo, supe que tendría que dejarlo para siempre si quería vivir. Me lo planteé como otra etapa de mi vida en que ya no contaría jamás con el tabaco. Me sentí afortunada de encontrarme entre esas miles de personas, que llegando a una edad madura no tenía una enfermedad irreversible causadas por esta maldición. Había llegado la hora y no me importaba fracasar en el intento. Si caía, me volvería a levantar tantas veces como cayera, tantas veces como hundiera mi autoestima asi tendría que volver a empezar...era el tabaco o YO.

Fue difícil al principio, decir lo contrario sería mentir. Se encendieron al fumar unos receptores en el cerebro que jamás desaparecerán aunque ahora esten dormidos y mi cerebro siempre será diferente al de una persona que jamás haya fumado (de ahí las recaídas) pero me ha compensado tanto, que solo con haberme librado de aquella tortura a la que me sometía, lo doy por bien empleado. No me he vuelto intransigente con los fumadores porque recuerdo perfectamente aquella terrible dependecia, aquel círculo donde parecía utilizar el tabaco tanto en los buenos momentos como en los malos, pensando que nada que pudiera hacer, tendría sentido sin aquel cigarro en las manos. 

Yo he sido una adicta. Yo he estado drogada casi la mayor parte de mi vida y quiero pedir perdón a todos los que me han rodeado y han aguantado a una madre, a una esposa, a una hija que estaba enferma. Vivía en una sociedad donde hasta los médicos fumaban en sus consultas y decían a las embarazadas que un cigarrito o dos no eran malos, donde se fumaba en hospitales, en residencias, delante de bebés y enfermos, en una sociedad que nos engañó a todos, mientras las multinacionales se hacían de oro y nosotros empezábamos a morir de enfermedades terribles, que si bien se presentaban en algunos no fumadores, casi ningún fumador se escapaba de ellas. 

Debería haber escuchado a mi cuerpo cuando se cansaba, a mi piel cuando empezó a estropearse y volverse cetrina, a mis manos cuando no dejaban de oler a tabaco. Debería haber escuchado a mi corazón que bombeaba de aquella forma desaforada para lograr que llegara más oxígeno a mis pulmones en cada paso, al esmalte de mis dientes estropeados, a mi pelo que jamás estaba bonito, a mi cerebro envuelto en aquella falsa realidad que me creaba para seguir fumando...

Tres años y a los que me rodean, no puedo compensaros por tanto tiempo de locura, porque sin vosotros hubiera sido imposible, gracias por haber confiado en mi y por haberme dado esa fuerza cuando pensé que no lo coseguiría, cuando sentía que el camino era muy largo sin darme cuenta que era el día a día lo que importaba porque el paso constante es el que te lleva a donde quieres llegar.

Y a vosotros, todos los que estuvisteis aquí y alguna vez me dedicasteis alguna palabra de aliento, no me queda vida para daros las gracias...(especialmente dedicado a Kike)

Y si llegara el caso de volver a caer, me volvería a levantar y seguiría el camino, porque ya no hay nada ni nadie que pueda pararme

Un abrazo a todos